lunes, 25 de abril de 2011

Manifiesto en favor de la Lectura. Rosa Regás.




Manifiesto en favor de la Lectura. Rosa Regás.
En torno a la lectura


La cultura cambia nuestras vidas, nos hace más
felices y mejores y abre ante nosotros todo un
mundo de posibilidades.
Por supuesto no la cultura
entendida como acto mediático, sino como transmisión
de conocimientos. Así es como progresa la
sociedad.


La economía, la riqueza, el dinero nos hacen más
ricos pero no mejores, ni más lúcidos, ni más luchadores,
ni más solidarios. El dinero convierte una
sociedad pobre en una sociedad opulenta, o por lo
menos parte de ella, pero no mejor.


De ahí que la lectura que constituye una de las
grandes armas de la cultura,
además de ser una
fuente inagotable de placer porque pone en marcha
nuestras facultades mentales, como la fantasía, la
memoria, la experiencia o la inteligencia, sea uno
de los elementos más importantes para que la
cultura llegue al interior de nuestras conciencias.

Cualquier conocimiento entrará más profundamente
en nuestra mente si encuentra un terreno abonado,
es decir, si encuentra esa mente preparada y abierta.


Sólo la cultura puede transmitirnos la necesidad
profunda de conocer y defender todos los derechos
humanos
pero sobre todo los derechos fundamentales
de igualdad, justicia y libertad; a través de ella
llegaremos a sentir el horror que provocan las
desigualdades a que están sometidos tantos seres
humanos por cuestiones raciales, religiosas, culturales
y económicas, y entenderemos el descalabro
que supone para ellos la falta de educación, la
pobreza, la vida en países asolados por conflictos
armados.


Porque con la lectura salimos del reducto
de nuestro pequeño mundo,
el que hemos heredado
o que nos han impuesto, y vemos la vida y sus
conflictos con los ojos de los demás.


Es así como
aprendemos a respetar las ideas ajenas
y somos
capaces de encontrar un camino a la solución de
los conflictos, y como se forma nuestro criterio que
nos conduce al camino de la libertad.

Por esto son importantes los libros y el placer que
proporciona su lectura,
porque ayudan a desarrollar
nuestra mente, nuestra imaginación, nuestras
emociones pero sobre todo nuestra inteligencia.


A veces, tanto si somos niños como adultos como
ancianos, leer se nos hace difícil porque no estamos
hechos al movimiento de nuestra mente y nos sentimos
cansados, contrariamente a lo que ocurre
cuando practicamos tantos placeres pasivos que
dejan a nuestro intelecto inmóvil y tan vacío como
estaba antes de comenzar.


Pero si seguimos fieles a
la lectura
entramos poco a poco en el infinito y
complejo mundo de una realidad que no tiene fin,
que abarca toda la historia de todos los tiempos,
toda la creación que han sido capaces de llevar a
cabo los que nos han precedido y los que viven
todavía hoy entre nosotros, y alcanzamos un placer
distinto, el de la plenitud que sentimos al recrear,
como verdaderos creadores, la historia que estamos
leyendo, y al poner en marcha intelecto, emociones,
creatividad y más curiosidad para ir en busca de
más conocimiento y de más imaginación.

Con la lectura aprendemos a mirar a nuestro alrededor,
al mundo en que vivimos, a tener nuestro
propio criterio sobre lo que ocurre en él, y en consecuencia
a ser más libres y a no aceptar lo que nos
digan los poderosos o los que pretenden convencernos
o imponer en beneficio propio sus ideas, sin
que antes haya pasado por nuestro intelecto que ya
está preparado para emitir juicios y tomar decisiones
propias, ni heredadas ni aceptadas a ciegas.
Así es como podremos convertirnos en personas
lúcidas y conscientes, capaces de luchar, cada cual
a su manera y con sus posibilidades, por nuestros
derechos y los derechos de los demás.


Porque el
conocimiento nos hace solidarios, y no actuamos por
obligación, ni por deber, ni siquiera por caridad con
los más necesitados, sino por justicia. Porque caminamos
en libertad y sólo así podremos ayudar a
construir un mundo mejor.
Rosa Regás

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