martes, 16 de diciembre de 2008

"No estoy cansado todavía". Miguel Ángel Santos Guerra



CONTRADICCIONES QUE SE DAN EN LA ESCUELA

- Dejar en el patio un caracol para entrar en clase y estudiar en el libro uno dibujado.-

Guardar silencio para empezar la clase de lengua.-

Repetir lo que dice el profesor de forma literal, aunque la pretensión sea que haya alumnos creativos.-

Conseguir buenos demócratas en una institución jerarquizada.-

Enseñar a participar sin que puedan decidir en asuntos sustanciales.-

Pretender coeducar en una institución tradicionalmente androcéntrica.-

Educar en libertad en un lugar al que hay que acudir obligatoriamente.-

Pedir que el niño no se distraiga viendo volar una mariposa por la ventana y pretender que fije la atención sobre una dibujada en el encerado.-

Dejar fuera la vida real para conseguir que la entiendan y la expliquen desde una situación artificial.-

Pretender educar a las personas en la solidaridad mientras se plantean de forma competitiva las actividades.-

Organizar trabajos en grupo, pero hacer una evaluación rabiosamente individualizada.-

Decir que cada uno tiene su ritmo, su estilo y su capacidad para aprender pero organizar de forma homogénea la clase.-

Querer que sean creativos y, sin embargo, hacer exámenes en los que tienen que repetir literalmente.-

Dar valor a la diversidad infinita de los alumnos y establecer un currículum único para todos

Miguel Ángel SANTOS GUERRA, leonés de nacimiento y malagueño de adopción, es Doctor en Ciencias de la Educación, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Málaga. Es también Diplomado en Psicología y en Cinematografía. Ha sido profesor en todos los niveles del sistema educativo: maestro de Primaria, profesor de Bachillerato y profesor de la Universidad Complutense y de otras universidades españolas y extranjeras. Escribe, cada sábado, en el periódico La Opinión de Málaga. Es colaborador de numerosas revistas nacionales y extranjeras y dirige varias colecciones educativas.

1 comentario:

  1. La contradicción más obvia de todas: que personas como él no sean ministros de educación, y en su lugar dejemos que gobiernen personas menos cualificadas.

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