TREINTA AÑOS DEL GALA
Podría empezar escribiendo (de hecho lo estoy haciendo) eso tan manido de “parece que fue ayer”, pero es que ni fue ayer ni tan siquiera lo parece. Y ni lo fue ni lo parece porque treinta años suponen muchos días y muchas horas de trabajo (y ese es el secreto) de muchas personas para conseguir que este colegio sea un centro de referencia en muchos aspectos educativos.
Este logro es el fruto del trabajo de un grupo de personas, cada vez más numeroso, que desde el año 1984 lucha diariamente con la certeza (iba a escribir creencia) de que otra educación es posible y que, por lo tanto, es lo menos que se merece nuestro alumnado.
No quiero que esta pequeña reseña rezume melancolía evocando aquellos tiempos, sino que quiero dar testimonio de que el colegio Antonio Gala llegó hace treinta años para quedarse y en eso estamos y seguiremos estando, porque, simplemente creemos en lo que hacemos y tenemos el firme propósito de seguir haciéndolo mejor, cada día mucho mejor.
Este logro es el fruto del trabajo de un grupo de personas, cada vez más numeroso, que desde el año 1984 lucha diariamente con la certeza (iba a escribir creencia) de que otra educación es posible y que, por lo tanto, es lo menos que se merece nuestro alumnado.
No quiero que esta pequeña reseña rezume melancolía evocando aquellos tiempos, sino que quiero dar testimonio de que el colegio Antonio Gala llegó hace treinta años para quedarse y en eso estamos y seguiremos estando, porque, simplemente creemos en lo que hacemos y tenemos el firme propósito de seguir haciéndolo mejor, cada día mucho mejor.
Así que el tiempo justo para soplar las velas de la tarta y a seguir que treinta años no es nada y los colegios no se jubilan.
Pepe Muñoz, Socio Fundador
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