viernes, 9 de marzo de 2012

Comprender Cayetana Guillén Cuervo


Comprender
Cayetana Guillén Cuervo

 PODER argumentar. Defenderte. Reflexionar sobre lo que la vida te propone o te quita. Saber quién eres. Y lo que dejaste en el camino. Luchar por obtener lo mejor de cada circunstancia, y aprender de lo peor. Contar con la información necesaria, para poder elegir. Para acertar, o equivocarte, pero desde el conocimiento.Y no desde la desinformación. Soñar. Trabajar duro. Conseguirlo.

Desde la igualdad de oportunidades, el ser humano puede construir una identidad con la que caminar por este mundo. Con la que labrar un destino que, sólo actuando conscientemente, nos pertenece.Porque desde la acción involuntaria, todo se nos escapa entre los dedos.

 La Campaña Mundial por la Educación nos recuerda que 774 millones de personas adultas son analfabetas y que 75 millones de niños y niñas no tienen acceso a la escuela. Una de cada cinco personas no sabe leer ni escribir. Dos tercios son mujeres. Y la mayoría vive en condiciones de extrema pobreza. Zanzibia, norte de Mozambique.Una de las regiones más pobres del país. Distrito de Pebane, en la costa. Zuria Adamo tiene 33 años. Viuda, enferma de sida, cuatro hijos y dos nietos a su cargo. Los ojos negros, la mirada perdida y la piel seca. Me recibe sentada sobre la tierra roja, cubierta de tela de algodón y una sonrisa aislada. Ninguno de ellos fue a la escuela. Las rutas son eternas, se pierden en caminos de tierra que empapan de polvo la buena voluntad. Se van los días. Y la capacidad para contarlos. Allí, perdidos bajo un sol sordo e ignorante, hacen lo que pueden para sobrevivir.Y formarse es un concepto extraño que les obliga a abandonar el campo sin ofrecerles otra opción concreta a corto plazo. 

Muchas manos son pocas, y los niños sanos tienen más horas de energía.No sabe nada sobre su enfermedad, sólo que estigmatiza a las familias y condena a la soledad a quien la padece. Pero nadie le habló de cómo prevenirla, ni de cómo evitar seguir viviendo sin condenar a muerte a los demás. Nadie le habló de nada. Y ella tampoco se atreve a preguntar. Tres de sus hijos y uno de los dos nietos viven con VIH. Ahora son pequeños, pero crecerán en la ignorancia absoluta y nociva, sin armas para modificar lo que Zuria no pudo, porque jamás supo que cada realidad nos permite delatar sus errores y argumentar sus propios cambios.

Cuando escribo esta líneas Zuria ha muerto. Y dos de los niños ya han desarrollado la enfermedad. 
Conocer. Aprender. Acercarse a la verdad. Dudar. Equivocarse.COMPRENDER.
Cayetana Guillén Cuervo. Actriz
 

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